Un día, platicando en una fiesta, descubrimos una delicada pero innegable relación estética entre Dylan McKay, de Beverly Hills 902010, y Kurt Cobain, de Nirvana. Nos pareció un tema muy importante, y decidimos seguirle la pista y compartir los resultados. Inmediatamente nos dimos cuenta de que ese hallazgo era apenas la punta del ice(pop)berg. El pop necesita ser investigado, nos dijimos, y así surgió ENSAYOSUAVE; un blog en el que analizaremos temas fundamentales de la cultura pop. ENSAYOSUAVE es un POPTART crítico que nos hará descubrir redes ocultas dentro de un universo en alto contraste. Una LOLLYPOP que satisfará nuestras reventadas papilas, un POP-EYE impactado frente a la pantalla de una lap-t(p)op, veinte veloces dedos bailando POPPING sobre un teclado luminoso.

ENSAYOSUAVE es un nuevo tipo de ensayo.

Un ensayo suave, fresco, cool, indiferente, pero vital.

ENSAYOSUAVE ES EL POP.

Friday 15 April 2011

HAPPY TIMES. SAD SONGS.

Este No Es Un Ensayo Nostálgico

“Con los discos se tienen noviazgos, durante un tiempo los escuchas intensamente, luego te aburren y los dejas o los cambias por otros y por algún motivo un día vuelven a aparecer.”
Un amigo antes del 2000.

Pasos para comprar un disco en la época en la que Napster no había aparecido. (Con comentarios del escritor)

1. Ahorrar. 2. Tener el tiempo para ir a la disquería. 3. Estar en la disquería, caminar por los pasillos y después de varias horas elegir un disco. Comentarios. Este paso en mi caso era bastante azaroso. O alguna vez había escuchado el nombre en Radioactivo 98.5, o me gustaba la tapa o en alguna fiesta se me había ocurrido preguntar de quien era ese tema y cuando estaba en la disquería por casualidad me acordaba del nombre o lo leía y me acordaba. Mi realidad era que cercanamente no tenía acceso a mucha información musical y no sé porque no sabía como buscar por mi parte. Mis amigas “las fresas” cantaban Alejandro Sanz y “los alternativos” Fernando Delgadillo. Mi primo vivía con nosotros pero en esa época escuchaba Pantera o Metallica que por algún motivo tampoco me satisfacían mucho. 4. Pagar el disco. 5. Correr a tu casa a escucharlo toda la tarde y no querer tener otro plan en ese día, realmente después de esta actividad quedabas satisfecho. Comentarios. En este último paso he tenido momentos de insatisfacción, de frustración y de llanto. Te equivocaste y no era el disco que pensabas. Me pasó que yo recuerde con The Lemonheads confundida con Blind Melon, algo en común tiene el nombre, y los pelos de los integrantes de los grupos, aunque bueno en el accidente descubrí el hit Into your arms. También me pasó con un disco de Fiona Apple, pensaba que todos eran tan buenos como la versión de Across The Universe y por lo menos ese que compré no lo fue. Pero la peor de las frustraciones fue el día que compré tres discos, estaban muy baratos, The Smiths, era uno de los tres, de los demás no me acuerdo, los bloquee. Mientras iba camino a casa me hablaron unos amigos para ir a un bar árabe a fumar en narguile y tomar té. Me desvié y fue un grave error. En el bar obviamente me pidieron que les mostrará los discos que había comprado, nos quedamos un rato en el lugar y nos despedimos. Llegué a casa con muchas ganas de escuchar los discos, los cuales lamentablemente no estaban en mi bolsa, después de mostrárselos a mis amigos me olvidé de guardarlos, quedaron en el bar y alguien mas se los llevó.
En este último paso he tenido momentos de gran satisfacción. Uno de los que recuerdo es cuando entré a una disquería y vi un disco rojo con una foto de fondo de una chica. El nombre de la banda, Belle and Sebastian y del disco, If you’re feeling sinister, lo compré. Regresé a casa, puse el disco, me acosté, siempre me gustó la música para mirar el techo y este fue perfecto, del estilo happy/depresivo que tanto disfruto.
Confieso que el último cd que compré casi de la misma manera y con la misma satisfacción que el de Belle and Sebastian fue I Am Bird Now de Antony and the Johnsons. Después me compré una compu, me instalé el limewire y todo lo que le siguió. Me parece maravilloso, pero hace que no me logre aprender los nombres de las bandas ni de los temas y que por mas que me gusten mucho no recuerde que tapa pertenece a que disco. Se me complica escuchar un disco completo y no logro tener bandas favoritas nuevas. No sé si los noviazgos musicales se sigan dando, por lo menos en mi caso he preferido volver a viejos amores y quedarme con ellos.

Anabella Pareja Robinson





Este Es Un Ensayo Nostálgico.

“Rick: You know what I want to hear.

Sam: No, I don't.

Rick: You played it for her, you can play it for me!

Sam: Well, I don't think I can remember...

Rick: If she can stand it, I can! Play it!
Rick: PLAY IT AGAIN, SAM!”
Casablanca

La vida tiene un soundtrack.
Quizá sea inconsciente, pero el olor a hueledenoche, o a tubos de óleo a medio secar, o a, no se, madame rochas, remite, sí o sí, a una etapa específica de la vida. A una persona, a un momento. Ciertas canciones (y a veces álbumes enteros), se encuentran enredadas con recuerdos de una forma no menos irremediable, aunque tal vez mas consciente. El soundtrack de la vida no es necesariamente una decisión personal; abunda en gustos culpables. Por ejemplo, aunque se odie la trova, es imposible dejar de sonreír cada vez que suena cierta canción de Fernando Delgadillo, que recuerda a una chica de la adolescencia. Imposible.
Regresar azarosamente a momentos importantes gracias al shuffle de la cotidianidad ocurre todo el tiempo. Configura el humor, pero no solo eso:
Es inevitable asignarle temas a la gente, particularmente si se está enamorado. No se trata tanto de dedicarle una canción a alguien, ni de escoger “nuestra canción” como en chick-flicks ochenteros. Es una cosa que se da: Antes de poder notarlo,,, FUM!!!! Digital Love de Daft Punk, ya le pertenece a alguien a principios del dos mil; o Heroes de Bowie, significa esa tarde de ruptura cerca de la plaza Rio de Janeiro. La lista (como las anécdotas) es larga y siempre habla por si sola: She’s a Raibow de los Rolling Stones, Un beso de Desayuno de Calle 13, Flores Vitamina y Mucho Sexo de la Mala Rodriguez, Where Do You Go To My Lovely de Peter Starstedt, Suspicious Minds de Elvis, Stormy Weather de Billy Holliday, Back to Black, de Amy Winehouse, hasta (por que no decirlo) November Rain de Guns And Roses. De pronto cursi, evidente; de pronto absurda, como en el caso de Donde Te Agarró El Temblor de Chicoché y la Crisis o I Want It That Way de los Backstreet Boys. De pronto, también inesperada: Fuck Nicole de los Teenagers, Ms Jackson, de Outcast. A veces es meramente trendy, como Kids, de MGMT. Repito: no toda la lista es placentera, mas de un ejemplo avergüenza: Intocable, el ya mencionado Delgadillo o algún track de los Red Hot Chilli Peppers.
El punto es que, se quiera o no (como dicen los Rolling Stones en su canción Bitch), al escuchar ciertos acordes, salivar como el perro de Pavlov es inevitable: Nostalgia. Melancolía. Ceder ante el recuerdo en cuestión y observarlo. Disfrutarlo o sufrirlo.
Así como hay canciones que alegran por mera circunstancia, hay otras (que en algún momento fueron favoritas), que provocan pánico, o, en el mejor de los casos, repulsión. Para evitar amarguras innecesarias, y puesto que (y cito a la chica de Social Network): “Internet is written on ink”, me ahorraré los títulos…

Juanfran Maldonado

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