Un día, platicando en una fiesta, descubrimos una delicada pero innegable relación estética entre Dylan McKay, de Beverly Hills 902010, y Kurt Cobain, de Nirvana. Nos pareció un tema muy importante, y decidimos seguirle la pista y compartir los resultados. Inmediatamente nos dimos cuenta de que ese hallazgo era apenas la punta del ice(pop)berg. El pop necesita ser investigado, nos dijimos, y así surgió ENSAYOSUAVE; un blog en el que analizaremos temas fundamentales de la cultura pop. ENSAYOSUAVE es un POPTART crítico que nos hará descubrir redes ocultas dentro de un universo en alto contraste. Una LOLLYPOP que satisfará nuestras reventadas papilas, un POP-EYE impactado frente a la pantalla de una lap-t(p)op, veinte veloces dedos bailando POPPING sobre un teclado luminoso.

ENSAYOSUAVE es un nuevo tipo de ensayo.

Un ensayo suave, fresco, cool, indiferente, pero vital.

ENSAYOSUAVE ES EL POP.

Monday 26 March 2012

DANSE, MON AMOUR

Esta vez el tema es la danza, o mejor dicho, las películas de danza. Gusto culpable o bandera identitaria, todos hemos llorado al ver a Baby en conflicto, tirado las palomitas ante un giro de Patrick, o tensado los músculos de todo nuestro cuerpo esperando que ese salto de tigre le salga bien a Jennifer.
Aceptémoslo, las pelis de danza nos prenden...



EL MUSICAL (basado en otros musicales)
Por Anabella Pareja




Oscuro.
Se escucha una voz sobre negro que dice, “¿Tienen grandes sueños? ¿Quieren fama? Bien, la fama tiene su precio. Y aquí es donde empiezan a pagarlo, con su sudor.”


Luz.
Se enciende un cartel con la palabra Fama.
Oscuro.


Luz.
Donald O’Connor sentado frente a un piano. Se pone de pie y hace una secuencia en la que se luce como showman mientras canta Make them laugh. Y mientras viene y va por todo el espacio, muchos extras en segundo plano haciendo que hacen.
Oscuro.


Luz.
John Travolta en su cuarto en calzones negros frente!20al espejo, peinándose con la secadora, suena Night Fever de los Bee Gees. Se ve una póster de Bruce Lee, otro de Rambo. Se coloca dos cadenas de oro. Se dirige hacia el vestidor y elige una camisa blanca con dibujos violetas. Corte a una imagen de gente bailando en la discoteca Odisea 2001. Corte a John Travolta, se pone la camisa y el pantalón que tiene el mismo tono violeta, se sube el cierre y  practica unos movimientos de pelvis. Entra su padre a la habitación.
Oscuro.


Luz.
El escenario es una kermés de un colegio. Aparece John Travolta con un suéter  de niño bobo y sus amigos se burlan de él, se justifica diciendo que es por Sandy. Entonces llega Olivia Newton con sus amigas, con un look de chica mala, entallada, de negro, con el pelo alborotado y un cigarro. Deja a John y a sus amigos boquiabiertos. Travolta de repente, comienza a cantar You’re the one that I want, Newton no sabe que hacer y sus amigas le hacen señas de que tire el cigarro y lo pise, ahora canta ella. Empieza la secuencia por toda la feria mientras cantan y bailan. El lugar está lleno de extras que de vez en cuando dejan de hacer lo que estaban haciendo para sumarse al baile.
Oscuro.


Luz.
Jennifer Beals se presenta por fin a la audición para entrar a la escuela de danza. Entra al salón y están todos los jueces esperándola. Camina hacia el tocadiscos, coloca el disco y se para en el centro del espacio. Suena What a feeling y Beals comienza la coreografía, a los pocos segundos se cae. Pide a los jueces permiso para comenzar de nuevo, los jueces asienten con la cabeza. Camina hacia el tocadiscos, silencio, coloca la pista de nuevo, se para en el centro del espacio. Suena What a feeling y Beals comienza la coreografía. Por un momento los jueces la ignoran, hasta que la canción sube de tono y un pie de los jueces que se mueve al ritmo de la música, nos hace notar que todo va a salir bien. Un salto de tigre espectacular, un giro en el piso como breakdancer y el aplauso de una de las juezas. Beals, la chica rebelde que trabaja en una fábrica de acero y en un cabaret, por fin, después de tanto esfuerzo logra su cometido, es aceptada en la escuela de danza. Su novio la espera a la salida con un ramo de flores y un perro con un moño rojo atado al cuello.
Oscuro.


Luz.
Llega Kevin Bacon a la fiesta y dice: “Pero, ¿esto no es una fiesta?” Suena Footloose y todos empiezan a bailar. Termina la canción.
Oscuro.

Créditos
(En orden de aparición)
Fame / Singing in the rain / Saturday Night Fever / Grease /  Flash Dance / Footloose



NOBODY PUTS BABY IN A CORNER
Por JuanFran Maldonado




Así como hay un género de películas del Holocausto, (escuché el rumor de que incluso entre los miembros de la academia de los oscares se baraja la posibilidad de establecer un nuevo premio a “Mejor Película del Holocausto del Año”) hay un género, quizá menos politizado pero no menos político, no menos importante, de películas de danza.

El genero (porque es un género) por!20lo general trata de sacar a la danza (hundiéndola más, por supuesto) del atolladero social en el que ha estado metida desde hace mucho tiempo: Los bailarines no son nenitas frágiles sino héroes dispuestos a todo, que sufren entrenamientos que quebrarían a un marine, que luchan por su sueño y cuidan de la salud de su hermanita con alzhaimer infantil, que han sido lastimados pero no se darán por vencidos jamás, que están dispuestos a enamorarse y a enfrentar sus sentimientos, pero también a pelearse a golpes en un callejón por defender a un indefenso o a una chica, y que saben de fracaso. La vida no es fácil para un bailarín.

Salvo por un par de excepciones tipo All That Jazz o Black Swan que aparentemente son bastante deprimentes, me atrevería a decir que por definición, una película de danza es también de superación personal. En ella se rompen todos los límites en busca de libertad. En Hollywood, o en el imaginario colectivo de la sociedad actual (que quizá son lo mismo), la danza es aquella cosa lejana que todo el mundo teme o ridiculiza pero a la que a la vez secretamente aspira. Símbolo máximo de la libertad individual tan celebrada en estos tiempos, bailar con soltura pone en evidencia la rigidez de la gente a tu alrededor. Eres auténtico, te conoces bien, y aunque no eres perfecto, por un instante (mientras bailas) puedes estar tan cerca de esa perfección… Eres un profeta pop. Todos tus problemas se disuelven y solo están tú, tu cuerpo, y esa enorme grabadora de cassette, dándolo todo. Entregándote en cuerpo y alma a esos pasos tan difíciles que, tras años de práctica y sacrificio, has logrado dominar. De pronto la dificultad se disuelve y rompiendo las barreras de tus propios miedos, solo disfrutas, te dejas llevar, tropiezas peligrosamente, dudas de ti pero escuchas esa voz en la memoria: “listen to the rythm of your heart”, logras lo imposible, superas la muerte de tu madre, estás realmente vivo, triunfas, epifanía total,,,            silencio de incertidumbre al final, murmullo, aplauso solitario, contagio, aplauso in crescendo, destrucción de tabúes, standing ovation, triunfo del amor, reconciliación con los padres de la novia.

Recapitulando mi relación con este género cinematográfico (porque, repito, lo es), las pelis de danza me han servido principalmente para tres cosas: 1: Para acostarme con alguien, 2: Para platicar sobre ellas o impresionar con mis referencias de culto, 3: Para nutrir la construcción de una personalidad hedonista (en el mejor sentido de la palabra).

[1] Gracias a su status en el mundillo del pop, y a la variada pero constante amplitud de sus tramas, pelis como Dirty Dancing o Footloose son la típica excusa que más de uno a utilizado para meterse bajo las sábanas de alguien que, usando la misma excusa, busca que te metas bajo sus sábanas. Tienes una actitud casual, tienes helado, tienes un dvd (con suerte es vhs), tienes una cobijita, tienes mucho por reír, por citar y un contenido erótico de apariencia inocente. No importa si la peli se interrumpe porque está dado que los dos la han visto y en todo caso la trama se predice sola.

[2] Estás comiendo con unos amigos un martes por la tarde, y alguien acaba de contar su cita del fin de semana. Algo cursi ocurrió. Tú, casualmente, citas la primera línea de Dirty Dancing: It was the summer of 1963 when everybody called me Baby” por supuesto, la citas mal, pero en lo que a pelis de danza refiere, la erudición es irrelevante. Hay una pequeña ovación, y la conversación gira inesperadamente…

[3] El baile como escapada introspectiva, autoerótica y casi terapéutica, eso que haces cuando estas solo para sentirte bien, es algo que las pelis de danza nos han regalado. Que haríamos en nuestras correrías autistoides si no fuera por esas dos increíbles secuencias de baile solitario en Footloose y Flashdance? Secuencias que además, cumpliendo el sueño ochentero de cualquiera, ocurren dentro de bodegas increíbles con contraluces rasantes.

El cine de danza, (que no la danza de cine), tiene un peso mucho mayor de lo que parece en nuestro comportamiento. Aceptémoslo, la manera en la que te acercaste a ligarte a no se quién en aquellas vacaciones, la manera en la que, al besar a otro no se quién te imaginaste una toma circular a tu alrededor, la forma en que adoptaste un caminar cool para atravesar el patio de la escuela, o te hiciste la misteriosa al hablar con ese tipo, las veces que te has sentido un héroe o un fracasado, no vienen de Forrest Gump (Freud nos proteja), ni de Charles Dickens. Vienen de John Travolta.



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